viernes, 7 de noviembre de 2014

HUelllas negativas

La búsqueda de vestigios en Criminalística se basa en el concepto de que es prácticamente imposible que alguien permanezca temporalmente en un lugar sin alterarlo. Una persona que entra en un determinado sitio, siempre (o casi siempre) dejará algo suyo y además, se llevará algo con lo que no entró.

            Del mismo modo que la huella dactilar , labial, o huella genética, la huella plantar tanto aislada, como en serie e incluso superpuesta, ya sea de unos pies calzos como unos pies desnudos o semidesnudos, puede aportar, y de hecho así  es, datos de gran interés es la investigación  tanto médico legal como policial, pues dichas huellas  plantaras es muy frecuente encontrarlas no solo junto a la víctima sino también en sus cercanías e incluso alejadas a una cierta distancia de la escena del crimen.

            En primer lugar, por huella de pisada se entiende cualquier rastro, marca o señal que deja una persona al andar independientemente de la velocidad que lleve y del tipo de protección que use en los pies. Este concepto se extiende también a las distintas marcas que pueden dejar las ruedas de cualquier vehículo bien en marcha o bien parada.

            La ciencia que se ocupa del estudio de las impresiones o huellas plantares en cualquier superficie apta para su lectura y posterior identificación completa o parcial se conoce como “pelmatoscópia” que etimológicamente procede del  griego Pelma (planta del pie) y Skopien (estudiar u examinar)y significa “ciencia que se ocupa  de la toma, clasificación, archivo y confrontación del dibujo de la planta de los pies cuando este queda impreso en cualquier  superficie, así como de cualquier otra cuestión de ella derivada[1]”.


PELMATOCÓPIA
La pelmatoscópia, al igual que la dactiloscopia, quiroscopia, poroscopia, Queiloscopía, y cualquier otro estudio derivado  de la impresión que deje  el dibujo de la superficie de cualquier parte corporal, forma parte de la lofoscópia. Con el estudio de este tipo de huellas, sobre  todo si son pisadas de personas, es posible saber si se corresponden a un andar normal o patológico, e incluso con independencia de uno u otro si se han producido en situaciones  de carrera, lentitud, puntillas, talones, etc. Todo ello en función de la intención que lleve la persona productora de la evidencia (huir con mayor o menor rapidez, evitar hacer ruido…).

Al igual que las huellas dactilares y las labiales, también las huellas plantares en razón al proceso de formación, sin olvidar las características del soporte  donde asienten, pueden ser invisibles y no visibles o latentes.
Las huellas visibles, según su mecanismo de producción   se pueden clasificar en:
1.    Huellas moldeadas que resultan de la mayor o menor presión que ejerce el pie a la hora de pisar cualquier superficie, preferentemente blanda o con polvo.
2.    Huellas por sustracción que se originan al pisar superficies manchadas.
3.    Huellas por adición o estampadas originadas cuando un pie calzo o descalzo esta manchado (sangre, pintura, barro, agua sucia, etc.) y este se deposita sobre una superficie manchándola con dichas sustancias.

            Por otra parte, las huellas invisibles o latentes, casi siempre producidas por un mecanismo de adición  o estampación, ya sea por la acción del sudor de la planta del pie o bien  porque existen sustancias no visibles  adheridas en el pie calzo, semidescalzo, precisan para su observación e identificación en el soporte donde asienten del uso de técnicas físicas o químicas que permitan su revelado. Sin olvidar  que para poder hacerlas visibles, estas huellas deben asentar en superficies en principios poco o casi nada porosas.

            Las huellas producidas por pies  calzos son visibles  siempre y cuando las peculiaridades del terreno  donde asienten lo permita y sus características vienen determinadas  por el tipo de calzado (suela lisa y tacón fino liso, suela lisa y tacón ancho liso, suela grabada y tacón fino liso, suela grabada y tacón ancho liso, suela lisa y tacón fino grabado, suela lisa y tacón ancho grabado, suelas  y tacones finos, anchos, lisos o grabados con elementos metálicos (clavos, placas, punteras, taloneras, etc.).
            En principio, el calzado es lo más  sencillo de determinar en una huella, estos se agrupan en las siguientes  variedades de calzado:
1.    Calzado deportivo  tanto de mujer como de varón.
2.    Calzado formal (lo que por lo común conocemos como zapato que de igual modo también se subclasifica como de mujer y de varón).
3.    Calzado informal o “turista” en el que tenemos las sandalias, chanclas…; también de mujer y de varón.

            El calzado deportivo por lo general suele tener una superficie de goma que le permite mayor rendimiento al deportista y la cual es  fácil de identificar, ya que su talón es grande por la cámara de aire y por su suela  en casi todos los casos, su punta es delgada y levemente curvada hacia el centro. Por lo general, y a modo de anécdota, este tipo de calzado es habitualmente usado por jóvenes, ágiles que precisan esta modalidad de calzado para trepar, saltar y correr.

            El calzado formal, zapato, no es menos fácil de identificar ya que su variedad es elevada. En este tipo de calzado lo que tenemos que tener en cuenta es su contorno, punta cuadrada, puntiaguda, taco redondeado y una leve diferencia en el taco con mas profundidad, hay pocos zapatos de suela completamente lisa, el zapato de por si es reconocible a simple vista mas por la diferencia de profundidad entre el tacón y punta que por cualquier otro detalle.

            El calzado de trabajo, por lo genera es aquel que se utiliza en lugares laborales donde se requiere un calzado adecuado al trabajo que se desempeña destinado a evitar en la medida de los posible accidentes laborales. Las características de este calzado nos orienta acerca del lugar o lugares donde suele usarse. Lo importante en el calzado es determinar su posible proveniencia geográfica,  por rastros de sedimentos marinos, tierra cultivable, restos metálicos, restos de productos químicos…

            Por lo general, el estudio de estas huellas se encamina hacia la búsqueda de elementos individualizadores. Las superficies grabadas y elementos decorativos en el calzado dan más información que las lisas. El distinto desgaste tanto de la suela como del tacón, así como diferencias en la presión de la huella cuando estas asientan en superficies blandas, puede hacernos pensar en posibles defectos anatomofuncionales que pudiera padecer el individuo: pies planos, pies cavos, dedos en martillo, amputaciones de dedos o falanges, cojeras… (se ha visto que la persona que cojea de un miembro inferior, el paso de este  es de menor longitud que el sano).

            Por otra parte, también se ha visto que cuando  se anda o se corre con cierta carga de un peso considerable, la longitud del paso suele ser menor, con tendencia a separar las punteras de los zapatos.

            Siempre se estudiará el tipo y grado de desgaste que pudiera existir en la  suela y el tacón, pues está comprobado que por lo general  casi todas las personas suelen desgastar  más la suela  y el tacón por la parte  externa y la de fuera respectivamente. Por tanto si se encuentra un desgaste distinto al descrito, por su excepcionalidad adquiere importancia individualizadora.

            Asimismo, el estudio morfométrico de la huella de un pie calzo también puede aportar  datos acerca del peso e incluso de la edad de la persona.

            De ese modo, la profundidad de las pisadas denota el peso de quien caminó, pero independientemente del terreno, que puede ser tierra (mas fácil de identificar) podemos saber que si el tacón es la parte más hundida es una persona que camina erguida, cambio si el tacón es menos profundo que la punta hablamos de alguien con pisadas apresuradas y posiblemente de edad madura.

            En los niños las huellas son pequeñas  y no hace falta determinar un aspecto particular  excepto en casos de la patología  como podría ser el caso de “enanismo” en los cuales  es difícil distinguir  a un adulto con esta patología de un niño. En la adolescencia se tiende a hacer  pasos abiertos con forma V en signo abarcativo la huella es medida y se deduce su altura, su peso, y su velocidad con estos datos debe hacerse un prediagnóstico de las huellas  hasta determinar proveniencia y tipo de calzado (generalmente deportivo).

            En la vejez las pisadas son al ras del suelo y mas juntas, la huella parece ser de suela lisa pero es debido a que los ancianos caminan casi arrastrando sus pies, sus pisadas son seguras y se aferran al terreno de tierra con facilidad dejando muestras de barro en las pisadas siguientes, las mujeres  de edad madura tienden casi a lo mismo solo se diferencian en su calzado y velocidad.
            Si la profundidad de la huella izquierda varía levemente en más de 4 huellas podemos encontrarnos ante la presencia de un zurdo; cuando las huellas presentan una profundidad similar, nos encontramos probablemente ante una persona diestra.

            Cualquier desorden en el trazado  de las huellas en especial  hacia distintos ángulos demuestra a la persona desorientada posiblemente bajo  los efectos de drogas tóxicas, nerviosismos o patología neurológica.

IDENTIFIACIÓN DE HUELLAS DE PISADAS  INDUBITADAS Y TÉCNICAS DE COTEJO.

En el caso de tener que cotejar huellas de pies indubitadas procedentes de sospechosos, se debe proceder a recoger las impresiones plantares del sospechoso en las mismas condiciones que se encontraron las  dubitadas en el lugar del hecho.

            Por lo general la obtención de esas huellas plantares indubitadas, se lleva   acabo haciendo pasar el pie sobre una placa de Zinc muy plana, recubierta de una capa de tinta tipográfica, para luego depositar el pie sobre un papel o cartulina de color fundamental  blanco, tanto en reposo, como andando, corriendo o llevando un peso, en función de las características de las huellas dubitadas encontradas en la escena del hecho. Otro método también utilizado y con buenos resultados, consisten en entintar la región plantar  por medio de un rodillo entintado y tras ello hacer que el sospechosos pise, camine, corra con o sin peso según las características de las huellas dubitadas.

            Con el objeto  de obtener una huella indubitada de un pie descalzo o semicalzo valida  para su cotejo con la dubitada, es necesario  tomar varias impresiones plantares  en distintas posiciones, por lo general se recogen como mínimo cuatro huellas, una con el pie en posición anatómica, otra al andar, otra con el sospechoso de pie pero haciendo presión pero haciendo presión  sobre la parte externa del pie y la última también de pie pero en este caso haciendo  presión sobre la parte interna del pie.

            Cuando se trata de un pie calzo,  se intentará que el sospechoso realice las  distintas impresiones sobre las mismas materias donde asentaban las huellas  dubitadas y siempre procurando mantener las mismas condiciones  en cuanto al mecanismo de producción de la huella a comparar, es decir si la huella  dubitada se realizó con unos zapatos mojados, los zapatos del sospechoso deberán mojarse también. Todo ello sin olvidar en ningún momento que las huellas de pies calzos rara vez son exactamente  del mismo tamaño, debido a las pequeñas deformidades que se pueden dar con los movimientos propios de la deambulación, por lo que diferencias de algunas décimas de milímetro en lo largo o en lo ancho no indican que no exista identidad. Pues como ya se ha dicho, la identificación de las huellas de pies calzos se basa fundamentalmente en las marcas características que deja la suela o el tacón.

            El examen de las huellas dubitadas e indubitadas de pies tanto calzos como semicalzos, se hará siempre a través de fotografías del mismo tamaño y hechas a la misma escala, por ello resulta conveniente del uso de testigos métricos. De este modo, ambas reproducciones fotográficas se examinan detenida y detalladamente con la intención de percibir el mayor número de particularidades o puntos característicos con valor identificador.

            Una vez encontrados se acortarán y numeran como si de huellas dactilares se trata. No hay que olvidar que las  comparaciones se harán  siempre molde, o con una fotografía, de este modo se evitarán conclusiones erróneas. Si el calzo del sospechoso contuviera suciedad, polvo, tierra, restos de vegetales, barro, etc., siempre se procederá a recoger y conservar esto residuos por si fuera interesante compararlos con materiales similares del lugar del hallazgo y del hecho


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