La búsqueda de vestigios en
Criminalística se basa en el concepto de que es prácticamente imposible que
alguien permanezca temporalmente en un lugar sin alterarlo. Una persona que
entra en un determinado sitio, siempre (o casi siempre) dejará algo suyo y
además, se llevará algo con lo que no entró.
Del
mismo modo que la huella dactilar , labial, o huella genética, la huella
plantar tanto aislada, como en serie e incluso superpuesta, ya sea de unos pies
calzos como unos pies desnudos o semidesnudos, puede aportar, y de hecho
así es, datos de gran interés es la
investigación tanto médico legal como
policial, pues dichas huellas plantaras
es muy frecuente encontrarlas no solo junto a la víctima sino también en sus
cercanías e incluso alejadas a una cierta distancia de la escena del crimen.
En
primer lugar, por huella de pisada se entiende cualquier rastro, marca o señal
que deja una persona al andar independientemente de la velocidad que lleve y
del tipo de protección que use en los pies. Este concepto se extiende también a
las distintas marcas que pueden dejar las ruedas de cualquier vehículo bien en
marcha o bien parada.
La
ciencia que se ocupa del estudio de las impresiones o huellas plantares en
cualquier superficie apta para su lectura y posterior identificación completa o
parcial se conoce como “pelmatoscópia” que etimológicamente procede del griego Pelma (planta del pie) y Skopien
(estudiar u examinar)y significa “ciencia que se ocupa de la toma, clasificación, archivo y
confrontación del dibujo de la planta de los pies cuando este queda impreso en
cualquier superficie, así como de
cualquier otra cuestión de ella derivada[1]”.
PELMATOCÓPIA
La pelmatoscópia, al igual que la
dactiloscopia, quiroscopia, poroscopia, Queiloscopía, y cualquier otro estudio
derivado de la impresión que deje el dibujo de la superficie de cualquier parte
corporal, forma parte de la lofoscópia. Con el estudio de este tipo de huellas,
sobre todo si son pisadas de personas,
es posible saber si se corresponden a un andar normal o patológico, e incluso
con independencia de uno u otro si se han producido en situaciones de carrera, lentitud, puntillas, talones,
etc. Todo ello en función de la intención que lleve la persona productora de la
evidencia (huir con mayor o menor rapidez, evitar hacer ruido…).
Al igual que las huellas dactilares y
las labiales, también las huellas plantares en razón al proceso de formación,
sin olvidar las características del soporte
donde asienten, pueden ser invisibles y no visibles o latentes.
Las huellas visibles, según su
mecanismo de producción se pueden
clasificar en:
1.
Huellas
moldeadas que resultan de la mayor o menor presión que ejerce el pie a la hora
de pisar cualquier superficie, preferentemente blanda o con polvo.
2.
Huellas
por sustracción que se originan al pisar superficies manchadas.
3.
Huellas
por adición o estampadas originadas cuando un pie calzo o descalzo esta
manchado (sangre, pintura, barro, agua sucia, etc.) y este se deposita sobre
una superficie manchándola con dichas sustancias.
Por
otra parte, las huellas invisibles o latentes, casi siempre producidas por un
mecanismo de adición o estampación, ya
sea por la acción del sudor de la planta del pie o bien porque existen sustancias no visibles adheridas en el pie calzo, semidescalzo,
precisan para su observación e identificación en el soporte donde asienten del
uso de técnicas físicas o químicas que permitan su revelado. Sin olvidar que para poder hacerlas visibles, estas
huellas deben asentar en superficies en principios poco o casi nada porosas.
Las
huellas producidas por pies calzos son
visibles siempre y cuando las
peculiaridades del terreno donde
asienten lo permita y sus características vienen determinadas por el tipo de calzado (suela lisa y tacón
fino liso, suela lisa y tacón ancho liso, suela grabada y tacón fino liso,
suela grabada y tacón ancho liso, suela lisa y tacón fino grabado, suela lisa y
tacón ancho grabado, suelas y tacones
finos, anchos, lisos o grabados con elementos metálicos (clavos, placas,
punteras, taloneras, etc.).
En
principio, el calzado es lo más sencillo
de determinar en una huella, estos se agrupan en las siguientes variedades de calzado:
1.
Calzado
deportivo tanto de mujer como de varón.
2.
Calzado
formal (lo que por lo común conocemos como zapato que de igual modo también se
subclasifica como de mujer y de varón).
3.
Calzado
informal o “turista” en el que tenemos las sandalias, chanclas…; también de
mujer y de varón.
El
calzado deportivo por lo general suele tener una superficie de goma que le
permite mayor rendimiento al deportista y la cual es fácil de identificar, ya que su talón es
grande por la cámara de aire y por su suela
en casi todos los casos, su punta es delgada y levemente curvada hacia
el centro. Por lo general, y a modo de anécdota, este tipo de calzado es
habitualmente usado por jóvenes, ágiles que precisan esta modalidad de calzado
para trepar, saltar y correr.
El
calzado formal, zapato, no es menos fácil de identificar ya que su variedad es
elevada. En este tipo de calzado lo que tenemos que tener en cuenta es su
contorno, punta cuadrada, puntiaguda, taco redondeado y una leve diferencia en
el taco con mas profundidad, hay pocos zapatos de suela completamente lisa, el
zapato de por si es reconocible a simple vista mas por la diferencia de
profundidad entre el tacón y punta que por cualquier otro detalle.
El
calzado de trabajo, por lo genera es aquel que se utiliza en lugares laborales
donde se requiere un calzado adecuado al trabajo que se desempeña destinado a
evitar en la medida de los posible accidentes laborales. Las características de
este calzado nos orienta acerca del lugar o lugares donde suele usarse. Lo
importante en el calzado es determinar su posible proveniencia geográfica, por rastros de sedimentos marinos, tierra
cultivable, restos metálicos, restos de productos químicos…
Por
lo general, el estudio de estas huellas se encamina hacia la búsqueda de
elementos individualizadores. Las superficies grabadas y elementos decorativos
en el calzado dan más información que las lisas. El distinto desgaste tanto de
la suela como del tacón, así como diferencias en la presión de la huella cuando
estas asientan en superficies blandas, puede hacernos pensar en posibles
defectos anatomofuncionales que pudiera padecer el individuo: pies planos, pies
cavos, dedos en martillo, amputaciones de dedos o falanges, cojeras… (se ha
visto que la persona que cojea de un miembro inferior, el paso de este es de menor longitud que el sano).
Por
otra parte, también se ha visto que cuando
se anda o se corre con cierta carga de un peso considerable, la longitud
del paso suele ser menor, con tendencia a separar las punteras de los zapatos.
Siempre
se estudiará el tipo y grado de desgaste que pudiera existir en la suela y el tacón, pues está comprobado que
por lo general casi todas las personas
suelen desgastar más la suela y el tacón por la parte externa y la de fuera respectivamente. Por
tanto si se encuentra un desgaste distinto al descrito, por su excepcionalidad
adquiere importancia individualizadora.
Asimismo,
el estudio morfométrico de la huella de un pie calzo también puede aportar datos acerca del peso e incluso de la edad de
la persona.
De
ese modo, la profundidad de las pisadas denota el peso de quien caminó, pero
independientemente del terreno, que puede ser tierra (mas fácil de identificar)
podemos saber que si el tacón es la parte más hundida es una persona que camina
erguida, cambio si el tacón es menos profundo que la punta hablamos de alguien
con pisadas apresuradas y posiblemente de edad madura.
En
los niños las huellas son pequeñas y no
hace falta determinar un aspecto particular
excepto en casos de la patología
como podría ser el caso de “enanismo” en los cuales es difícil distinguir a un adulto con esta patología de un niño. En
la adolescencia se tiende a hacer pasos
abiertos con forma V en signo abarcativo la huella es medida y se deduce su
altura, su peso, y su velocidad con estos datos debe hacerse un prediagnóstico
de las huellas hasta determinar
proveniencia y tipo de calzado (generalmente deportivo).
En
la vejez las pisadas son al ras del suelo y mas juntas, la huella parece ser de
suela lisa pero es debido a que los ancianos caminan casi arrastrando sus pies,
sus pisadas son seguras y se aferran al terreno de tierra con facilidad dejando
muestras de barro en las pisadas siguientes, las mujeres de edad madura tienden casi a lo mismo solo
se diferencian en su calzado y velocidad.
Si
la profundidad de la huella izquierda varía levemente en más de 4 huellas
podemos encontrarnos ante la presencia de un zurdo; cuando las huellas
presentan una profundidad similar, nos encontramos probablemente ante una
persona diestra.
Cualquier
desorden en el trazado de las huellas en
especial hacia distintos ángulos
demuestra a la persona desorientada posiblemente bajo los efectos de drogas tóxicas, nerviosismos o
patología neurológica.
IDENTIFIACIÓN
DE HUELLAS DE PISADAS INDUBITADAS Y
TÉCNICAS DE COTEJO.
En el caso de tener que cotejar
huellas de pies indubitadas procedentes de sospechosos, se debe proceder a
recoger las impresiones plantares del sospechoso en las mismas condiciones que
se encontraron las dubitadas en el lugar
del hecho.
Por
lo general la obtención de esas huellas plantares indubitadas, se lleva acabo haciendo pasar el pie sobre una placa
de Zinc muy plana, recubierta de una capa de tinta tipográfica, para luego
depositar el pie sobre un papel o cartulina de color fundamental blanco, tanto en reposo, como andando,
corriendo o llevando un peso, en función de las características de las huellas
dubitadas encontradas en la escena del hecho. Otro método también utilizado y
con buenos resultados, consisten en entintar la región plantar por medio de un rodillo entintado y tras ello
hacer que el sospechosos pise, camine, corra con o sin peso según las características
de las huellas dubitadas.
Con
el objeto de obtener una huella
indubitada de un pie descalzo o semicalzo valida para su cotejo con la dubitada, es
necesario tomar varias impresiones
plantares en distintas posiciones, por
lo general se recogen como mínimo cuatro huellas, una con el pie en posición
anatómica, otra al andar, otra con el sospechoso de pie pero haciendo presión
pero haciendo presión sobre la parte
externa del pie y la última también de pie pero en este caso haciendo presión sobre la parte interna del pie.
Cuando
se trata de un pie calzo, se intentará
que el sospechoso realice las distintas
impresiones sobre las mismas materias donde asentaban las huellas dubitadas y siempre procurando mantener las
mismas condiciones en cuanto al
mecanismo de producción de la huella a comparar, es decir si la huella dubitada se realizó con unos zapatos mojados,
los zapatos del sospechoso deberán mojarse también. Todo ello sin olvidar en
ningún momento que las huellas de pies calzos rara vez son exactamente del mismo tamaño, debido a las pequeñas
deformidades que se pueden dar con los movimientos propios de la deambulación,
por lo que diferencias de algunas décimas de milímetro en lo largo o en lo ancho
no indican que no exista identidad. Pues como ya se ha dicho, la identificación
de las huellas de pies calzos se basa fundamentalmente en las marcas
características que deja la suela o el tacón.
El
examen de las huellas dubitadas e indubitadas de pies tanto calzos como
semicalzos, se hará siempre a través de fotografías del mismo tamaño y hechas a
la misma escala, por ello resulta conveniente del uso de testigos métricos. De
este modo, ambas reproducciones fotográficas se examinan detenida y
detalladamente con la intención de percibir el mayor número de particularidades
o puntos característicos con valor identificador.
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